martes, 18 de enero de 2011

Nacho Uriarte se teletransporta


Los hay con suerte. Al presidente de Nuevas Generaciones le han quitado ocho meses el carné por conducir bajo los efectos del alcohol pero él no dimite de su cargo en el PP. Dice que la sanción no afecta a su labor en NNGG así que entiendo que a lo mejor tiene poderes sobrenaturales y se teletransporta de un mitín a otro ahora que estamos a punto de entrar en campaña.


Los hay con suerte. Otros jóvenes de su edad, en su caso, se quedarían sin curro por no poder agarrar un volante para llegar al centro de trabajo, más si su nómina depende de la conducción, pero Uriarte no, él sigue de lider. Puede que me haya equivocado y no tenga poderes paranormales sino que disponga de un chófer y un coche oficial para acudir donde se le antoje. Y si no tiene, ya se encargará el partido de facilitárselo, y si no se lo facilita, será el único de nuestros políticos (de un un signo y otro) que no goza de un conductor a su entera disposición. Otros, con cargos más pequeños en una tierra como ésta disponen de un taxista particular que pagamos entre todos. ¡Viva el despilfarro!


Al final voy a estar de acuerdo con el señor Aznar. Por una vez y sin que sirva de precedente me adhiero a la propuesta de recentralizar el Estado. Si el dinero que llega a los Ayuntamientos, pongo por caso, antes tiene que pasar por las Diputaciones, que a su vez lo reciben de los gobiernos regionales, ¿cuánto se pierde por el camino? Sobran competencias, sobran consejerías, sobran áreas provinciales, el modelo es caro carísimo y si los llanitos nos apretamos el cinturón, qué menos podían hacer nuestros representantes políticos. Aznar, por ejemplo, quedaría como un señor si renunciara a su sueldo vitalicio de ex presidente. Y Felipe.


Así nos va, con titulares a cuatro columnas como el de Rita Barberá, que pide cárcel para González-Sinde por abuso de poder en un asunto urbanístico en el barrio de pescadores de Valencia. ¿Estamos de broma? Y no es que defienda a la Sinde, aunque en este asunto casi que sí, es que la alcaldesa vive bajo el paragüas de un hombre que a su vez vive bajo la sospecha de la corrupción. No es que tenga chófer y coche oficial, es que de su armario cuelgan unos cuantos trajes de los caros y nadie le ha pedido cárcel todavía.