martes, 1 de febrero de 2011

¿Por que ya no venden huevos blancos?


¿Por qué van todos los miembros de la familia a hacer la compra? ¿Por qué van el padre, la madre y el niño como si entrar en el súper fuera una verdadera excursión a Disney? ¿Por qué dejan al niño, que está aprendiendo a andar, que corra por el pasillo los cien metros lisos mientras tú lo esquivas a duras penas con tu carro lleno?
¿Por qué es tan difícil encontrar productos básicos como el arroz, que está casi fuera del recinto? ¿Por qué tampoco es fácil encontrar el azúcar, 'rescondida' entre los chocolates? ¿Por qué hay gente que utiliza el supermercado como espacio para las relaciones sociales y peta los pasillos cuando se encuentra con unos conocidos, que también van en familia, y se quedan todos de charleta con el carro aún vacío? ¿Por qué el chico de la caja mete las cosas en bolsas de plástico si ve que tú vas con una de tela para salvaguardar el medio ambiente?


Moraleja. No estoy hecha para hacer la compra. Ni para las grandes superficies. Me quedo con las tienditas donde piedes una docena de huevos y te dan una docena de huevos. Prefiero eso eso que ir a un súper y encontrar veinte clases de huevos diferentes y un dilema. ¿Cuál elegir? ¿Los más baratos para ahorrarme unos céntimos? ¿Los de clase A para hacer una tortilla más suculenta? Da igual, ningunos serán tan amarillos como los que te puedes traer del pueblo de las gallinas pueblerinas. Otra duda. ¿Por qué ya no venden huevos blancos? ¿O los venden pero están tan escondidos como el arroz?
¿Por qué siempre hay overbooking en la zona de los dulces? Será para endulzar existencias anodinas... Me gustaría contarles que al salir de hacer la compra me encontré miles de personas manifestándose, como en Egipto, pero contra el paro, la edad de la jubilación o los salarios de risa... Me gustaría contarles que España se mueve, que las familias se mueven con todos sus miembros para algo más que para ir juntos al supermercado. No es posible, salgo y sólo me encuentro a otra familia más que aparca el coche y entra feliz al súper como si fuera Disney. Papá, mamá y el niño.